miércoles, 16 de febrero de 2022

Max Higgins: de Rey del Entretenimiento a Emperador del Humo (III)

 

III) Lo no tan conocido

III.a) Mientras tanto en Jamaica

En el capítulo anterior hablé de la caída de Max en Argentina. En este, vas a enterarte que estaba ocurriendo en Jamaica y en el mundo, mientras Max se paseaba en limusina por estos pagos.

Jamaica, esa nación que creemos conocer tanto, pero que en realidad lo hacemos muy poco.

Fue dominio español hasta 1655, cuando tropas inglesas se apropiaron de la isla. Está a 150 km de Cuba y a 180 km de la isla que comparten Haití y Republica Dominicana. Es el tercer país (por tamaño) de habla inglesa en el continente americano, después de EEUU y Canadá, y cuenta con unos 3 millones de habitantes.

Se independizó completamente del Reino Unido recién en 1962, aunque forma parte de la Mancomunidad de Naciones, una cosa rara de gran parte de las excolonias británicas que reconoce a la reina como líder, pero al mismo tiempo no. No importa.

Es un país relativamente pobre y muy desigual, a tono con sus vecinos centroamericanos. Vive principalmente del turismo, de algunos cultivos exportables, del polo cultural que generó el fenómeno Bob Marley, y de algunos productos asociados a la legalización de la marihuana.

¿Porque les cuento esto? No sé, pero un poco de cultura general nunca está de más.

En 2008, en Jamaica pasaron dos cosas importantes:

·       El equipo de atletismo ganaba 11 medallas (5 de oro, 4 de plata, 2 de bronce). 9 de ellas fueron ganadas por mujeres, 2 por Usain Bolt, que batía el record de otro jamaiquino (Asafa Powell) y comenzaba a gestar su dominio en la actividad. Los días de las carreras hubo pantallas en la ciudad, festejos, etc.

·       La segunda es que los acreedores de Max Higgins empezaron a preguntar por él. En realidad, fue un poco antes.

El 29 de octubre de 2007 (o sea, 11 días después del famoso anuncio en Argentina), la Financial Services Commission de Jamaica, el regulador de servicios financieros de aquel país, emitió un comunicado donde afirmaba que “Higgins Warner Music and Entertainment Limited”, no tenía ningún permiso para ofrecer productos financieros, y aconsejaba tener mucho cuidado.

En otros comunicados, la entidad utilizó el caso Higgins como un ejemplo del porqué es necesario regular las actividades financieras. Si el caso llegó a la comisión, es porque claramente venía haciendo mucho ruido. No les suena parecido a Generación Zoe?

En diciembre de 2007, el Bank of Nova Scotia Jamaica Limited respondió a Higgins Warner sobre un anuncio realizado en el diario Sunday Gleaner de Jamaica. Allí, Higgins Warner argumentaba que dicho banco le retenía su dinero (prestá atención a este argumento de “retienen mi dinero”). El banco contestó que no tenían ninguna relación con él ni con su compañía, y que cumplían las normas financieras de aquel país.

Parece que la sangre había llegado al río.

¿Es casualidad que justo el año anterior se hayan dado los primeros registros de Max en Argentina (su casamiento y la conformación de su primera sociedad)? Lo dudo, claramente tenía preparada la vía de escape.

Un post de enero de 2008, en el blog https://duttybwoy.wordpress.com/, probablemente citando una noticia de un diario (lo que no pudimos chequear), comenta que en las oficinas de Higgins Warner en Montego Bay, una de las ciudades más grandes de Jamaica, había una nota escrita a mano pegada en la puerta que decía:

“Higgins Warner no tiene más oficina en Jamaica, las personas que deseen hacer negocios deben visitar www.higginswarner.com y enviar un mail a agent@higginswarner.com. Todo será procesado por internet desde Argentina”

En marzo de 2008, en la nota titulada “Disculpe, ¿Sir Higgins? Lo buscan...”, La Opinion Semanario de San Pedro relata la historia de Kanewala Jayasekara, una jamaiquina que había invertido U$S 22.500 en Higgins Warner Company, con la promesa de un retorno del 20% en seis meses. La jamaiquina se contactó con el diario al ver que publicaban noticias de Max Higgins una tras otra.

En junio de 2008, el blog “Investforlife.wordpress.com”, publicaba que Higgins Warner no solo dejó a sus inversores “holding the bag”, lo que para nosotros sería “dejarlos de garpe”, sino también dejó de pagar a sus proveedores, y por eso uno de ellos ponía los dominios web a la venta. Estos eran: higginswarnermusic.com, worldfootballidol.com, waltdisneymundosa.com y maxhiggins.com.

En noviembre del mismo año, el mismo sitio publicaba que Higgins Warner posteó en su sitio web (se ve que Maxi pudo pilotear unos meses más el tema de la venta de los dominios), los cheques que presuntamente habían enviado a sus inversores por el dinero adeudado. ¿Se acuerdan cuando hablé de un supuesto fideicomiso y una lista de nombres? Bueno, era esto. Simplemente hizo una lista con sus acreedores, agregó el monto adeudado y un código de Fedex para poder trackear el envío del cheque.

¿Los cheques llegaron a los inversores? Por los comentarios, parece que sí. Pero había un segundo problema, la cuenta de “Higgins Warner” no tenía fondos. Los comentarios boyaban entre la bronca, la indignación y la resignación. Sin embargo, la gran mayoría citaban a Kenrick Gilpin, el socio y quien aparentemente fue la cara visible en Jamaica, porque casi ningún comentario hablaba de Max personalmente.

Otro comentario dice (todo esto en inglés) que envió un mail a Maxi, y que el respondió “Ocúpate de tus asuntos, éste es un mundo libre”. Bravo, la próxima que estafes a alguien, tirale esa.

Es muy posible que hayan existido otros blogs o similares donde los estafados jamaiquinos se expresaran, pero eso no llego hasta hoy. Recordemos que Facebook era algo incipiente en aquel entonces.

El último post sobre Higgins en este sitio es de febrero de 2009, describiendo otro posteo de Higgins Warner, que proponía nuevas fechas de pago. En Jamaica, él era relativamente desconocido, de hecho, muchos comentarios hablaban de su estadía en Argentina como una novedad (cuando hacía casi dos años venía saliendo en todos los diarios), o lo nombran como Max Higgins Warner, mezclando su nombre personal con el de su “empresa” entre comillas. La mayoría de los comentarios daban por descontado haber perdido el dinero.

Según una nota, los damnificados ascendían a 700 aproximadamente (aunque otra habla de 7.000), y por los comentarios, se puede observar que eran personas de clase media, con aportes de entre 5.000 y no más de 50.000 U$S.

Algunos decidieron avanzar judicialmente, incluso antes de todo lo que conté, pero repito, los archivos son pocos.

El 9 de enero de 2008, el sitio Ziplaw, citando al diario Jamaica Gleaner, escribe: “El operador del club de inversiones Higgins Warner falló en cumplir una orden de la Corte Suprema para repagar U$S 42.000 (2.7 MM en moneda jamaiquina) más intereses, a un inversor local”.

El denunciante era un tal Aldbury Hunter, quién invirtió su dinero con Emile Maxmillion (prestar atención a esta versión del nombre) Saint Patrick Higgins el 24 de junio de 2005. El diario se comunicó con Max, residente entonces de nuestro país, quien se excusó con un clásico de él: otro hombre de negocios le dió un cheque trucho, o sin fondos (en inglés la nota dice ‘bad check’, o sea, cheque malo, sin mayores detalles).

Llegué a encontrar un Aldbury Hunter en Linkedin, pero mi intento de contacto no tuvo respuesta.

Otra denuncia, que tuvo alto vuelo en el país caribeño, fue de una tal Sylvia Steens contra el Banco Nacional de Jamaica, ya que su agente de cuenta (una tal Sandra Cunningham, no Cunnington eh) fue quien la introdujo en la estafa por unos U$S 44.000, prometiendo más que duplicar dicha cantidad. En 2013, Steens ganó el juicio, pero el banco apeló y recién en febrero de 2021 se terminó de resolver, resultando en que el banco no debía hacerse cargo.

III.b) Mientras tanto en el mundo…

Y particularmente en 2008 y 2009, su caso tomaría escala mundial, pero no solito. La crisis financiera mundial aquellos años (al respecto, veanse la película The Big Short, una joyita), había llevado a cierta revisión general de la regulación del mundo financiero. Entre todo ello, se descubrieron una enorme cantidad de fraudes como el de Max, especialmente en los países caribeños.

Su caso incluso se encuentra citado en un paper del FMI de abril de 2009, pero está mucho más detallado en un reporte del sitio especializado OffShoreAlert.com. Higgins Warner formaba parte de una veintena de esquemas fraudulentos que florecieron en Jamaica y estaban ya marchitos.

Pero lo jugoso de este artículo es que hace una revisión de antecedentes de Maxi, y aquí es donde entramos en lo desconocido. Bueno, en lo prácticamente desconocido, porque la información estaba, pero nadie la había levantado. Y así, todo empieza a tener un poco de sentido.

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