III) Lo no tan conocido
III.a) Mientras tanto en Jamaica
En el capítulo anterior hablé
de la caída de Max en Argentina. En este, vas a enterarte que estaba ocurriendo
en Jamaica y en el mundo, mientras Max se paseaba en limusina por estos pagos.
Jamaica, esa nación que creemos
conocer tanto, pero que en realidad lo hacemos muy poco.
Fue dominio español hasta 1655, cuando tropas inglesas se
apropiaron de la isla. Está a 150 km de Cuba y a 180 km de la isla que
comparten Haití y Republica Dominicana. Es el tercer país (por tamaño) de habla
inglesa en el continente americano, después de EEUU y Canadá, y cuenta con unos
3 millones de habitantes.
Se independizó completamente del Reino Unido recién en 1962,
aunque forma parte de la Mancomunidad de Naciones, una cosa rara de gran parte
de las excolonias británicas que reconoce a la reina como líder, pero al mismo
tiempo no. No importa.
Es un país relativamente pobre y muy desigual, a tono con
sus vecinos centroamericanos. Vive principalmente del turismo, de algunos
cultivos exportables, del polo cultural que generó el fenómeno Bob Marley, y de
algunos productos asociados a la legalización de la marihuana.
¿Porque les cuento esto? No sé, pero un poco de cultura
general nunca está de más.
En 2008, en Jamaica pasaron dos cosas importantes:
· El equipo de atletismo ganaba 11 medallas (5 de oro, 4 de
plata, 2 de bronce). 9 de ellas fueron ganadas por mujeres, 2 por Usain Bolt,
que batía el record de otro jamaiquino (Asafa Powell) y comenzaba a gestar su
dominio en la actividad. Los días de las carreras hubo pantallas en la ciudad,
festejos, etc.
· La segunda es que los acreedores de Max Higgins empezaron a
preguntar por él. En realidad, fue un poco antes.
El 29 de octubre de 2007 (o sea, 11 días después del famoso
anuncio en Argentina), la Financial Services Commission de Jamaica, el
regulador de servicios financieros de aquel país, emitió un comunicado donde afirmaba
que “Higgins Warner Music and Entertainment Limited”, no tenía ningún permiso
para ofrecer productos financieros, y aconsejaba tener mucho cuidado.
En otros comunicados, la entidad utilizó el caso Higgins
como un ejemplo del porqué es necesario regular las actividades financieras. Si
el caso llegó a la comisión, es porque claramente venía haciendo mucho ruido.
No les suena parecido a Generación Zoe?
En diciembre de 2007, el Bank of Nova Scotia Jamaica Limited
respondió a Higgins Warner sobre un anuncio realizado en el diario Sunday
Gleaner de Jamaica. Allí, Higgins Warner argumentaba que dicho banco le retenía
su dinero (prestá atención a este argumento de “retienen mi dinero”). El banco
contestó que no tenían ninguna relación con él ni con su compañía, y que
cumplían las normas financieras de aquel país.
Parece que la sangre había llegado al río.
¿Es casualidad que justo el año anterior se hayan dado los
primeros registros de Max en Argentina (su casamiento y la conformación de su
primera sociedad)? Lo dudo, claramente tenía preparada la vía de escape.
Un post de enero de 2008, en el blog https://duttybwoy.wordpress.com/, probablemente citando una noticia de un diario (lo que no
pudimos chequear), comenta que en las oficinas de Higgins Warner en Montego
Bay, una de las ciudades más grandes de Jamaica, había una nota escrita a mano
pegada en la puerta que decía:
“Higgins Warner no tiene más oficina en Jamaica, las
personas que deseen hacer negocios deben visitar www.higginswarner.com y enviar un mail a agent@higginswarner.com. Todo será procesado por internet desde Argentina”
En marzo de 2008, en la nota titulada “Disculpe, ¿Sir
Higgins? Lo buscan...”, La Opinion Semanario de San Pedro relata la
historia de Kanewala Jayasekara, una jamaiquina que había invertido U$S 22.500
en Higgins Warner Company, con la promesa de un retorno del 20% en seis meses.
La jamaiquina se contactó con el diario al ver que publicaban noticias de Max
Higgins una tras otra.
En junio de 2008, el blog “Investforlife.wordpress.com”,
publicaba que Higgins Warner no solo dejó a sus inversores “holding the bag”,
lo que para nosotros sería “dejarlos de garpe”, sino también dejó de
pagar a sus proveedores, y por eso uno de ellos ponía los dominios web a la
venta. Estos eran: higginswarnermusic.com, worldfootballidol.com,
waltdisneymundosa.com y maxhiggins.com.
En noviembre del mismo año, el mismo sitio publicaba que
Higgins Warner posteó en su sitio web (se ve que Maxi pudo pilotear unos meses más
el tema de la venta de los dominios), los cheques que presuntamente habían
enviado a sus inversores por el dinero adeudado. ¿Se acuerdan cuando hablé de
un supuesto fideicomiso y una lista de nombres? Bueno, era esto. Simplemente
hizo una lista con sus acreedores, agregó el monto adeudado y un código de
Fedex para poder trackear el envío del cheque.
¿Los cheques llegaron a los inversores? Por los comentarios,
parece que sí. Pero había un segundo problema, la cuenta de “Higgins Warner” no
tenía fondos. Los comentarios boyaban entre la bronca, la indignación y la
resignación. Sin embargo, la gran mayoría citaban a Kenrick Gilpin, el socio y
quien aparentemente fue la cara visible en Jamaica, porque casi ningún
comentario hablaba de Max personalmente.
Otro comentario dice (todo esto en inglés) que envió un mail
a Maxi, y que el respondió “Ocúpate de tus asuntos, éste es un mundo libre”. Bravo,
la próxima que estafes a alguien, tirale esa.
Es muy posible que hayan existido otros blogs o similares donde
los estafados jamaiquinos se expresaran, pero eso no llego hasta hoy.
Recordemos que Facebook era algo incipiente en aquel entonces.
El último post sobre Higgins en este sitio es de febrero de
2009, describiendo otro posteo de Higgins Warner, que proponía nuevas fechas de
pago. En Jamaica, él era relativamente desconocido, de hecho, muchos
comentarios hablaban de su estadía en Argentina como una novedad (cuando hacía
casi dos años venía saliendo en todos los diarios), o lo nombran como Max
Higgins Warner, mezclando su nombre personal con el de su “empresa” entre
comillas. La mayoría de los comentarios daban por descontado haber perdido el
dinero.
Según una nota, los damnificados ascendían a 700
aproximadamente (aunque otra habla de 7.000), y por los comentarios, se puede
observar que eran personas de clase media, con aportes de entre 5.000 y no más
de 50.000 U$S.
Algunos decidieron avanzar judicialmente, incluso antes de todo
lo que conté, pero repito, los archivos son pocos.
El 9 de enero de 2008, el sitio Ziplaw, citando al diario Jamaica
Gleaner, escribe: “El operador del club de inversiones Higgins Warner falló en
cumplir una orden de la Corte Suprema para repagar U$S 42.000 (2.7 MM en moneda
jamaiquina) más intereses, a un inversor local”.
El denunciante era un tal Aldbury Hunter, quién invirtió su
dinero con Emile Maxmillion (prestar atención a esta versión del nombre) Saint
Patrick Higgins el 24 de junio de 2005. El diario se comunicó con Max,
residente entonces de nuestro país, quien se excusó con un clásico de él: otro
hombre de negocios le dió un cheque trucho, o sin fondos (en inglés la nota
dice ‘bad check’, o sea, cheque malo, sin mayores detalles).
Llegué a encontrar un Aldbury Hunter en Linkedin, pero mi
intento de contacto no tuvo respuesta.
Otra denuncia, que tuvo alto vuelo en el país caribeño, fue
de una tal Sylvia Steens contra el Banco Nacional de Jamaica, ya que su agente
de cuenta (una tal Sandra Cunningham, no Cunnington eh) fue quien la introdujo
en la estafa por unos U$S 44.000, prometiendo más que duplicar dicha cantidad.
En 2013, Steens ganó el juicio, pero el banco apeló y recién en febrero de 2021
se terminó de resolver, resultando en que el banco no debía hacerse cargo.
III.b) Mientras tanto en el mundo…
Y particularmente en 2008 y 2009, su caso tomaría escala
mundial, pero no solito. La crisis financiera mundial aquellos años (al
respecto, veanse la película The Big Short, una joyita), había llevado a cierta
revisión general de la regulación del mundo financiero. Entre todo ello, se
descubrieron una enorme cantidad de fraudes como el de Max, especialmente en
los países caribeños.
Su caso incluso se encuentra citado en un paper del FMI de
abril de 2009, pero está mucho más detallado en un reporte del sitio especializado
OffShoreAlert.com. Higgins Warner formaba parte de una veintena de esquemas
fraudulentos que florecieron en Jamaica y estaban ya marchitos.
Pero lo jugoso de este artículo es que hace una revisión de antecedentes de Maxi, y aquí es donde entramos en lo desconocido. Bueno, en lo prácticamente desconocido, porque la información estaba, pero nadie la había levantado. Y así, todo empieza a tener un poco de sentido.
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