domingo, 29 de mayo de 2022

Paul Howard Frampton (II) - de Nobel a Narco, de Harvard a Devoto. Buenos Aires, cárcel, juicio, mates y otras yerbas.

 Buenos Aires… entrás pero no salís


Y Paul llegó a Buenos Aires a través del Aeropuerto de Ezeiza… pretendía pasar un día, y se quedó 2 añitos. Arranco con un dato de color, un detalle, y es que Paul pasó con dos kilos de cocaína, en un avión de línea, de Bolivia hacia Argentina. Menos mal que no se trajo un IPhone, sino ahí se le complicaba en serio.


Estuvo unas 40 horas en el aeropuerto de Ezeiza, esperando que llegara el ticket a Bruselas, hasta que un amigo le envió un ticket a Raleigh, que es la capital de Carolina del Norte, en Estados Unidos, el lugar donde él residía. A todo esto ya habían pasado 15 días y necesitaba volver a trabajar. Por las dudas, hizo el check-in de ambas valijas, la propia y la de Milani (cabeza dura el señor), y finalmente algo lógico sucedió en esta historia.


Pronto, oyó mencionar su nombre por los altoparlantes, que le pedían que se acerque al mostrador. Él pensaba que lo iban a subir a primera clase (y sí, qué más iba a pensar a esta altura del partido), pero no, un grupo de policías lo esperaba y le pidieron que reconozca su equipaje, y si bien dijo que no era de su propiedad, sí admitió haber realizado el check-in. Los uniformados revisaron el equipaje y, obviamente, obviamente bis, obviamente obvio, había cocaína adentro. Cuestión que en unas horas, el pulpo estaba preso.


La verdadera Denise Milani


Como ya se habrán dado cuenta, Paul no estaba en contacto con la verdadera Denise Milani, sino con una impostora, con una usurpadora de identidad.


¿Y a todo esto?¿Qué onda Denise Milani, la de verdad? Como ya comenté Denise Milani efectivamente existe, es una modelo internacional de 46 años, que en aquel momento tenía 35. Para desgracia de Paul, y discúlpenme si me hago el sofisticado, se cumplió la navaja de Ockham, un principio filosófico que, en versión resumida, dice que la explicación más simple, es probablemente, la correcta.


Esto quiere decir que hasta un monje franciscano y filósofo del año 1200 (Guillermo de Ockham, el que creó el principio), se podía dar cuenta de que:


1) una supermodelo, muy exitosa, no va a usar un sitio de citas, menos aún para conocer a un físico teórico de 70 años;

2) de que si así fuera, vamos a darle una chance a este romance, ella atendería el teléfono; 

3) nada bueno puede pasar si levantas y despachas una valija vieja y vacía, de una desconocida, en Bolivia, la llevas a Buenos Aires, y tiene destino final Europa, donde sabemos que se la toman toda. De hecho en Bélgica está Tomorrowland, la fiesta electrónica más importante del mundo.


Y así varias cosas más. Pero quiero rescatar alguna información de la verdadera Denise Milani.


En primer lugar, que Paul estuvo flojo en no hacer un buen chequeo de Denise, raro en alguien que se dedica a la investigación como él, y también raro en los que montaron todo el engaño. Porque el perfil del sitio de citas usaba fotos e información real, pero la verdadera Denise estaba casada desde muy joven, vivía en los Estados Unidos, y ya tenía un hijo de 12 años. O sea, no solamente el perfil era falso, sino que la información sobre ella era errónea. Si bien ella es muy reservada con su vida personal, esa información probablemente estuviera disponible.


Denise, la verdadera, se enteró del caso eventualmente, contó que estaba alarmada porque su nombre estuviera asociado a esto, dijo sentir “simpatía” por Paul, y no mucho más.


La cárcel


Volvemos a Buenos Aires, más específicamente a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, más específicamente al coqueto barrio de Villa Devoto, más específicamente al no tan coqueto Complejo Penitenciario Federal de dicha ciudad autónoma, también conocido como la Cárcel de Devoto. A este lugar, que tantas historias tristes tiene para contar, fue a parar nuestro amigo a fines de enero de 2012.


En aquél momento, encerrado, mantenía contacto con la periodista del NY Times, con el defensor público que le asignaron, Ignacio Anitua, con Richard Czerniawski, un químico que estudió con él en Oxford, pero que vivía temporalmente en Buenos Aires, y con Fidel Schaposnik, un físico platense del que voy a dar más detalles luego. Voy a resumir algunos de sus dichos y anécdotas carcelarias, que van de lo cómico a lo trágico de forma tan natural que sorprende.


  • Su descripción sobre el lugar es, lamentablemente, como podría esperarse. Se encontraba en un pabellón de 80 personas, donde un agujero hacía las veces de inodoro, y solo tenía dos duchas. Las cucarachas habían colonizado el lugar, y afirmó que los trataban como animales de zoológico.

  • "Parece que Adidas tiene una franquicia en Devoto", fue una de sus frases, debido a la gran predominancia de la marca de las tres tiras en su pabellón. Un llamado de atención a los competidores, que se están perdiendo un público.

  • El pulpo presenció un asesinato en la cárcel, para lo cual cito su propia descripción del hecho, de una nota del diario Minuto Uno: "El atacante fue directamente al cuello, cortó la arteria carótida y casi lo decapita . Había sangre por todas partes , el hombre se desplomó y murió instantáneamente en el lugar. Yo estaba en shock . El asesino fue restringido y nunca más lo volví a ver" ; "El rumor era que él era un asesino profesional que trabaja para el cártel de Medellín. Siempre existía la amenaza de la violencia en la cárcel, pero ese fue el único asesinato que vi"


Más allá de sus anécdotas, parece que en la cárcel se las rebuscó bien, su edad avanzada y su particular perfil (no debe ser común ver a un físico británico de casi 70 años en un pabellón de Devoto), sumado a su inocencia respecto al tema Denise (ya que él mismo confesó que sus compañeros de pabellón tardaron un mes en convencerlo de que habló con una impostora), le consiguieron una suerte de protección, de parte de un compañero llamado Vito, aparentemente alguien pesado en el pabellón. Consiguió dinero para mejorar su alimentación, a pesar de que bajó 12 kilos, y tenía en su poder más de 30 tarjetas telefónicas, que en aquel momento y lugar eran oro en polvo.


Sus compañeros, muchos de ellos, narcotraficantes de verdad, le contaban historias de lo que les pasaba a las mulas que no llegaban con el paquete a destino. Paul obviamente se asustó, y con razón. 


Pero como siempre, su ego iba un poco más allá, eliminando (siempre dentro de su mente) los peligros, las barreras y los límites lógicos que el contexto le marcaba. Llegó a decir que era una suerte de “celebrity” en la cárcel, y hubo una situación que muestra por sí sola, la desmesurada imagen que él tenía de sí mismo.


El presidente de Harvard, y vaya a saber quién le contó esto a Paul, había recibido un memo explicando su caso, con la esperanza de que se lo mencione a Cristina Fernández de Kirchner, entonces presidenta de nuestro país, en la visita que ella iba a hacer a la Universidad (se acuerdan que hubo preguntas de alumnos, algunas fueron polémicas, la silbaron, CFK dijo que eso era Harvard, no La Matanza; se enojaron los de La Matanza... y así. Fue un evento muy mediático en aquel momento). En ese contexto, Paul pensó que su caso iba a ser un tema de discusión entre el mandamás de Harvard y Cristina. Obviamente, el famoso memo nunca llegó.


Cuando comentaba esto a la cronista, dijo: “Pienso que nunca dos personas tan importantes discutieron sobre mí”. Y no Paul, no te creas tan importante, lamento comunicártelo; y lamento que tu mamá no te lo haya dicho antes, te hubieras evitado unos cuantos problemas.


Estando en la cárcel, su defensor público pidió la prisión domiciliaria debido a su avanzada edad y algunos problemas respiratorios, pero no le fue concedida en los primeros meses.


El Juicio


Tres semanas antes del juicio, a principios de octubre de 2012, Paul contrata un equipo de abogados privados, quienes nuevamente solicitan el arresto domiciliario, que esta vez es concedido, y el 30 de octubre Paul sale de Devoto hacia el domicilio Richard Czerniawski, en Congreso. Me surgen dos preguntas:


  1. ¿Cómo es que consiguió el dinero para pagar los abogados? Se lo bancaron los amigos y hubo colectas, ya que, como vamos a ver después, él no cobraba sueldo desde Marzo.

  2. Cómo es que sus nuevos defensores lograron la prisión domiciliaria que su defensor público ya había solicitado y había sido negada? La respuesta te va a sorprender… en realidad no, ya que Paul nunca tuvo una gran capacidad para mentir. Y acá hay algo muy argentino, que la periodista del NY Times no llegó a captar. Ella le preguntó lo mismo que yo me pregunto ahora: ¿Cómo es que te sacaron, cuando el defensor público no pudo hacerlo? el contestó, en inglés: They say they drink maté with the judges. (traducido, que ellos toman mate con los jueces). Leyendo la nota, a la periodista le pareció una respuesta críptica, cuando a cualquier oído argentino le parece una respuesta clarísima: Tomar mate implica confianza. Paul también afirmó que un pajarito le había dicho que iba a zafar de la condena, pero nunca iba a saber porqué. Resultó ser un poco canchero y mentiroso el pajarito, cómo vamos a ver más adelante, en un nueva muestra del ego traicionero del pulpo.


El 12 de noviembre arrancó el Juicio, la estrategia de largo plazo era la misma: básicamente que fue engañado porque si bien es un genio para la matemática y cosas por el estilo, para convivir en sociedad es un nabo (por no usar palabras más apropiadas, pero menos delicadas). Bueno, esa estrategia empezó a caer apenas arrancó, por varios motivos que veremos a continuación.


En el juicio se presentaron tres evaluaciones psicológicas, dos acordaron que Paul tiene una personalidad narcisista, con una imagen pretenciosa y poco realista de sí mismo. Uno de ellos concluyó que aquello no constituía una patología, y el otro que su narcisismo era tal, que lo llevaba a tener dificultades en la comprensión de la realidad. A Paul mucho no le ayudaron mucho estos informes, como vamos a ver.


Este tipo de casos, increíblemente, no eran algo nuevo, y contaban con jurisprudencia local. Sharon Armstrong, una neozelandesa, ex-ejecutiva de la Comisión de Lenguaje Maorí, había sido detenida el año anterior con cinco kilos de cocaína y una historia muy similar a la de Paul. Los mismos tres jueces que juzgaron a Sharon fueron los que hicieron lo propio con nuestro amigo.


El resultado para Sharon fue una condena a 4 años y 10 meses, así que los augurios para Paul no eran buenos.


En general, la doctrina considera que en los casos de tráfico de droga, es sumamente raro que la persona que la transporta no sepa que lo está haciendo. Esta opinión era compartida por Rusty Payne (gran nombre, es como dos marcas de ropa combinadas), vocero de la US Drugs Enforcement Administration (DEA) y Mario Villar, el fiscal del caso. Los mensajes del celular que le secuestraron a Paul eran muy claros al respecto, aunque dos en particular no dejan lugar a dudas. Cito textualmente, aunque traducido al español, lo que Paul le escribió a la falsa Denise: “Porque me ignoras? Hasta ahora, no decidimos cómo encontrarnos en Bruselas y así conservar la coca y nuestras vidas. En el Siru perderemos ambas”. Siru es un hotel de Bruselas, solo para aclarar. Otro mensaje decía “Podemos hacer tranquilamente 1.000.000”


Como parte de las pruebas había un papel que decía “1 gramo, 200 dólares, 2.000 gramos, 400.000 dólares”, escrito en forma de regla de tres simple.


Sus justificaciones fueron entre flojas y risueñas. Respecto a las frases donde mencionaba la cocaína en forma directa, dijo que eran bromas hacia Denise. De hecho, se justificó argumentando que dejó la valija sola varias veces en el aeropuerto (lo que estaba chequeado por las cámaras de seguridad), y que nadie con dos kilos de cocaína en ellas estaría tan despreocupado.


Respecto al papel donde hace la multiplicación, le dijo a la periodista que lo escribió después de haber sido arrestado (lo cual no tiene mucho sentido, ya que estaba esposado), pero en el juicio quedó claro que lo escribió antes. O sea, él sabía de alguna manera que tenía 2 kilos de cocaína en la valija (1.980 gramos fue el pesaje oficial). También se justificó de esto, diciendo que su mente funciona de una forma extraña, que había calculado eso entre otras cosas, como las probabilidades que su segundo matrimonio fuera con Denise Milani, y cuyo resultado fue altamente probable.


En un momento casi de película, su abogado le pregunta si es que Paul estaba calculando el peso del juez en ese momento. El contestó que, vergonzosamente, si lo estaba haciendo, y sus cálculos daban unos 100 kilos. El juez le respondió lo que le querría responder cualquiera: “calculaste mal, tan mal como con tu segundo matrimonio, peso 124 kilos”. Sale una dieta proteica urgente para ese juez.


Más allá del momento, quedaba claro que Paul no solo era consciente de la existencia de la cocaína en la valija, sino que tenía muy claro su peso.


El 19 de noviembre, Paul, Pablo, el pulpo, es condenado a 4 años y 8 meses de prisión por contrabando, condena casi idéntica a la de Sharon Armstrong. Más allá de las pruebas, el hecho de haber hablado de más de sus abogados ante la periodista, reproduciendo comentarios que fueron claramente hechos para no ser divulgados, no colaboró.


Pero la historia no termina acá, de hecho, muchas anécdotas resonantes ocurrieron durante el juicio y luego de su condena, y no salieron en los medios. Pero como siempre, el que busca encuentra... y yo busqué.

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