jueves, 5 de enero de 2023

IDEA y Martín Fierro

 La principal fuente de lo expuesto en este post es el libro "Historia de la Actividad Espacial en Argentina" de Pablo de León. Un crá total.

Para entender un poco más la historia, hay que dar un poco de contexto, como siempre, solo lo suficiente para ubicar la historia en el espacio y tiempo correspondiente.

Ezio Matarazzo

En 1927 se creó la Verein fur Raumschiffart (VfR), lo que se podría traducir como la Sociedad para los Viajes en Naves Espaciales, en Breslau, una ciudad que hoy es terreno de Polonia y se llama Wroclaw. Comenzaron a editar la publicación Die Rakete (El Cohete) en ese mismo año. En  1930, se mudan a Berlin, la capital del país, por el gran crecimiento que tuvieron.

En 1932, Herbert Schaefer se sumó a sus filas, y como de niño vivió unos años en Madrid, hablaba y escribía castellano, siendo por eso el contacto con los grupos afines de habla hispana. En aquel momento, gente de Buenos Aires y Montevideo pedían información (siempre por carta, obvio), e inclusive mandaban algo de plata (mirá lo que era la época), que tenía como objetivo final la construcción de una nave espacial, algo totalmente irrealizable con la tecnología disponible en esa época. Pero al menos, los muchachos tenían un dinerillo para hacer sus cosas.

El bueno de Herbert, entró en contacto con Ezio Matarazzo, hijo del industrial italiano Costábile Matarazzo, conocido mayormente por sus pastas.

Matarazzo estudiaba Química en la UBA y fundó el Centro de Estudios Astronáuticos Volanzán, con sede en su casa en la Avenida Santa Fé. Lanzó una revista llamada Volanzán, y se presume que tuvo una sola edición. Era la primera vez que se usaba la palabra astronáutica. Y la cosa murió ahí... A pesar de que mantuvo contacto con el alemán, este último comentó en un libro que el amigo Ezio carecía de conocimientos técnicos suficientes. Ezio dejó la carrera y se metió en Herbalife... bueno no, pero si fue su propio jefe, porque laburó en la fábrica del padre, a la que no le fue para nada mal.

Pero esto es para dar un contexto, después lo vamos a traer a Ezio de nuevo, o mejor dicho, a su espíritu hacedor, pero con pocas ganas de profundizar en la teoría.

Teófilo Tabanera

Mendocino, ingeniero electromecánico, y pionero en la divulgación de todo lo que sea espacial en nuestro país. Se recibe en 1936, hace viajes por estudio, se anota en 1945 en la Sociedad Británica Interplanetaria y en 1951 funda, con otras personas, formalmente la Sociedad Argentina Interplanetaria, liderada por él.

Pionero total en América Latina, participa en nombre de la SAI del primer congreso internacional astronáutico. En 1955, le dan la personería jurídica a la sociedad y pasa a llamarse Asociación Argentina Interplanetaria, y después Asociación de Ciencias Espaciales de la Argentina. Fue vicepresidente de la Federación Internacional de Astronáutica (IAF) por cinco periodos consecutivos, y presidente de la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE), fundada en el año 1960 y antecesora de la CONAE. El Centro Espacial ubicado en Falda de Cañete, Córdoba, lleva su nombre.

La AAI daba cursos, conferencias, inclusive organizó una exposición en 1955 con mucho éxito. La tarea era de divulgación y los fondos bastantes escasos. De los 20 y pico de miembros iniciales, se pasó a más de 500, en todo el país. Como en cualquier grupo humano, después de un tiempo de tranquilidad, algo tiene que pasar... Quilombo, básicamente.

Las primeras disidencias

La AAI tenía varios subgrupos, uno de ellos llamado Grupo Ñandú. Liderado por Carlos Sichel, un alemán (que raro un alemán haciendo cosas de ingeniería, y peleandose, no?. Faltan la birra y el futbol, y ya está), seguido por unos cuantos jóvenes, querían hacer un sistema de propulsión eléctrica.

No es tan importante lo que querían hacer, sino lo que le cuestionaban al bueno de Teófilo. Lo voy a decir como una persona del siglo XXI, pero debe haber sido parecido (con un toque más tanguero capaz). "Mira Teo, todo bien con las conferencias, las charlas, la divulgación, pero nosotros queremos hacer naves espaciales y tirar cohetes al aire". De hecho, le echaban en cara a Tabanera sus viajes al exterior, cuando se los pagaba el mismo, porque la AAI no tenía fondos para eso. No podía bancar un vuelo, imagínate la construcción de una nave espacial.

Dato de color: Este grupo Ñandú quería, con esta propulsión eléctrica, recrear lo que sería un plato volador. En aquel momento, no había distinción entre la ciencia del espacio, los OVNIs (ni siquiera existía el término), y la astronáutica. Todo era una sola cosa, y todo se estudiaba con seriedad.

Se organizaron algunos grupos con la finalidad de calmar las ansías, pero ninguno llegó a nada. No es fácil ni barato hacer un cohete, menos aún en 1955.

Instituto de Experimentaciones Astronáuticas

Y así comienza la humareda... IDEA, como se hacían llamar, era un grupo formado completamente por extranjeros. El instituto funcionó un tiempo en un salón prestado en Roque Sáenz Peña 1119, ahí nomas del obelisco. Atención con el equipo que armaron.

Su primer, y único presidente fue Antonio Ortiz Noguera, un conocido guionista y periodista de aquel entonces. Su personaje más reconocido fue Poncho Negro, una reconstrucción local del llanero solitario, y sus aventuras eran reproducidas, además de en historietas, en formato de radioteatro, los podcast de aquel entonces. Que sabía Antonio de mandar cohetes al espacio? no mucho, pero la tenía clara con el tema medios de comunicación. 

El vicepresidente era Vicente Bottino. De Don Vicente no encontré mucho: 

a) Un señor que falleció en Pergamino en 2021, a los 85 años. Asi que tendría 21 años en el '57. 

b) Un boxeador con un récord oficial de una derrota en el Luna Park en el año 33, por lo que en 1957, debería tener unos 40, más o menos. Calabresi investiga.

El secretario, no se bien cual sería su función, era el alemán peleador Carlos Sichel, y Rolando Juárez el tesorero. A Rolo ni lo busque porque es muy genérico el nombre. Rolando era un nombre popular en aquel entonces. Me queda un integrante más, y te pregunto, que le hace falta a este grupo? Un uruguayo: el ingeniero electricista Eduardo Veracierto.

Un periodista, un ingeniero uruguayo, un alemán peleador, y muchos jóvenes con ganas de tirar cohetes al cielo, justo en 1957, cuando la Unión Soviética puso en órbita el Sputnik, el primer satélite artificial de la historia. Que podía salir mal?

Un poquito de humo

Efectivamente este hermoso grupo humano sería el poseedor de un hito, que es el de ser el primer lanzamiento de un cohete amateur en nuestro país. Pero el camino estuvo lleno de humo, y no era por los cohetes.

Casi toda la información parte de una nota periodística de 1960 (post lanzamiento) en la revista Vea y Lea. Recordemos que el presidente era periodista y guionista, y su manejo de los medios parece muy fluido. IDEA acusó en 1960 tener 400 miembros, pero solo 17 estaban anotados oficialmente; en 1957 hicieron una exposición de Astronaútica en la calle Florida, que según ellos llevó 300.000 personas, un número totalmente incomprobable e inverosímil. Y para darle un toque final a la estela de humo, el temita de la nave espacial seguía mas vigente que nunca, cito textual:

"En estos momentos uno de los socios —el señor Carlos Sichel— se halla dedicado a la construcción de una pequeña nave espacial propulsada por la acción de los campos magnéticos terrestres. Se supone que la utilizan los llamados “platos voladores” de tan frecuente aparición sobre todos los cielos del mundo"

Mas allá de la venta de humo, este era un grupo de acción, si de algo no se los puede acusar, es de vagos. Consiguieron un permiso de la Secretaría de Guerra para experimentar con explosivos, y "alguien" les regaló 20 kilos de TNT (Trinitrotolueno) para usarlo como "combustible". Un kilo mata y rompe todo lo que esté a unos 3 metros, para tener una referencia.

Además, entablaron contacto con los hermanos Giorgi, que tenían una fábrica de pirotecnia, dedicada a la fabricación de cohetes antigranizo. Tenían chicos y grandes, con ascensos verticales de entre 800 y 1700 metros, eran en esencia, cañitas voladoras gigantes. Estas cosas llevaban una carga de yoduro de plata, un químico que "rompe" el hielo y así evita el granizo, que tan mal le hace a las cosechas, especialmente a los viñedos. Al día de hoy es un práctica recurrente, aunque mas regulada por su peligrosidad.

El Martín Fierro I

Estaba todo listo: tenemos TNT, cañitas voladoras gigantes, el apoyo militar, un presidente que maneja la prensa, un grupo de jóvenes entusiastas con ganas de hacer volar cosas, un alemán que quiere fabricar un plato volador, y un ingeniero uruguayo. Que nos falta? Nada, manos a la obra. En realidad nos falta algo, un nombre.

Si estas en 1957, querés realzar la cuestión patriótica, nacional, y que al mismo tiempo sea algo que resulte familiar al público no experto. Por otra parte, necesitas evitar el conflicto político y de paso, generar un poquito de humo. La opción "Operativo Martín Fierro" es ideal.

El 13/12/1959 fue el día elegido para el lanzamiento, realizado en un campo de tiro en San Vicente, provincia de Bs. As. Al lugar lo llamaron "Cabo Cardaveral", por la cantidad de cardos que había y haciendo un poquito de humor con la comparación con "Cabo Cañaveral", que es el principal centro de actividades espaciales norteamericano, ya existente en ese momento.

Se montó una base de lanzamiento giratoria, a veinte metros de la cual se instaló el puesto de telecomando. A 500 metros funcionó el puesto de observación general y un poco mas lejos dos puestos de observación grafométrica.

Tiraron 11 "cohetes", que alcanzaron las alturas premeditadas de entre 600 y 1700 metros. Pero lo que distingue un cohete espacial o astronáutica de una cañita voladora gigante, es su capacidad de llevar un carga útil, que se desprende del "motor". De estos once, el Martín Fierro 1 fue ese que llevaba la carga, pero solo se elevó 300 metros, por una fuga de gases.

No fue un éxito rotundo, pero como primera vez, no estaba mal. Porque fue el primer intento nacional registrado, ese mérito lo tienen.

Lo que vino después

Los muchachos no se quedaron quietos, y querían tener un combustible propio y mas sofisticado, la pólvora sola era de uso limitado.

¿Se acuerdan que el ejército le "regaló" TNT a esta banda? Bueno, parece que no sabían manejarlo muy bien. Nuestro queridísimo amigo uruguayo intentó rellenar una vaina calibre 22 con ese material. Según leí no fue una buena opción, ya que al presionar, la carga explotó y le voló dos dedos (mayo y anular de la mano izquierda).

Había antecedentes explosivos ya, en 1958 había pasado algo parecido en El Palomar, cuando al intentar probar un combustible basado en oxígeno líquido y alcohol etílico, generaron una enorme explosión, que fue confundida con un ataque terrorista, ya que fue en las inmediaciones del Colegio Militar.

La emoción explosiva llegó hasta Grand Bourg, ya que en otra de sus pruebas, destrozaron vidrios hasta 300 metros del lugar de la explosión, y la policía tuvo que salvar a los muchachos para que los vecinos no los revienten a trompadas. La palabra "experimentaciones" nunca estuvo mejor colocada en un nombre.

Veracierto, el uruguayo, siguió con sus diseños, acaso el mas famoso fuera el cohete 2D2, en referencia clara al incidente con el TNT. Otros serían "Tabaré" (muy uruguayo) y "Atahualpa". También lanzaron el Martín Fierro II, evento para el cuál Veracierto prefirió no divulgar que combustible utilizó para que los chicos en sus casas no sufrieran como él. Martín Fierro III fue el último de la saga, pero probablemente no se lanzó, la idea era mandar un ratón en la carga útil (cosa que se hizo mucho después de manera oficial), para después diseccionarlo.

El final que no fue final

Excepto por el Martín Fierro I, el resto de las cosas se saben por testimonios que recabó el libro mencionado. Hubo tiempo para algo más de humo.

IDEA funcionaba de forma descentralizada, o podemos decir también, que cada uno hacía lo que pintaba. En algún momento anunciaron un cohete que lograría 100 km de altura (los primeros lanzamientos oficiales llegaron entre 20 y 50 km), lo que hizo que Ruben Dyrgalla, unos de los investigadores "serios", fuera hasta IDEA, solo para ver como era todo chamuyo.

Mientras tanto, el alemán Carlos Sichel siguió con su idea de replicar un plato volador, con un éxito anunciado pero nunca demostrado.

Parece ser que, como todo grupo intenso y desorganizado, para 1966 empezaron a tener los mismos problemas que generaron su aparición. Gente que quiere algo nuevo, gente que desea mantener las cosas como están, y con ello, su disolución.

Una parte de sus miembros fundó el Instituto Civil de Tecnología Espacial (ICTE), que sigue vigente hasta hoy. Su idea era parecida, experimentar y hacer por sobre todas las cosas, pero sin vender tanto humo. En el '73 discontinuaron su actividad, por el mismo motivo que la gran mayoría de los "chicos" dejaban la actividad: crecían, se casaban, tenían hijos, trabajaban, y el tiempo para el hobby se agotaba. Tras 30 años de inactividad, se volvieron a reunir en 2003 para retomar sus actividades de difusión de la cohetería. Algo así como American Pie, pero nacional y astronáutico.

Y así termina la historia de IDEA, un grupito de gente que entre humo, medias verdades, explosiones, y mucha voluntad, hasta el punto de dejar el cuerpo literalmente, se anotó en la historia con el primer lanzamiento (o intento de) de un cohete desde nuestro querido suelo.

Epílogo

Dos comentarios que me quedaron boyando, pero que no aportaban a la historia en sí:

1) Antonio Ortiz Noguera, presidente y fundador de IDEA, periodista y guionista, dijo en aquella nota de donde sale casi toda la info disponible:

"Diez años atrás era casi invariable que me preguntaran si yo y otros como yo pensábamos vender terrenos en la luna. Ahora, muchos que ayer se mostraban hasta hirientes en su escepticismo, son hoy excelentes colaboradores que no sólo trabajan sin ocultarlo en la realización de proyectos de naturaleza tal que antes hubieran sido calificados de utópicos, sino que confiesan hallarse fascinados"

Antonio podría no saber nada de física, pero permítanme decir que la tenía muy clara respecto a muchas otras cosas.

2) IDEA hacía mucho ruido con sus explosiones, pero también con sus actividades. Tabanera, presidente de la entidad "seria" los acusó de "coheteros de sótano, gente de no fiar, casi locos y peligrosos", en ocasión de la perdidas de dedos de nuestro amigo rioplatense. Los milicos también los seguían de cerca. Creo que eso es mérito de la gente que hace, y ellos hicieron.



Links

 http://argentinaenelespacio.blogspot.com/2020/03/martin-fierro-el-primer-cohete-argentino.html

https://archive.org/stream/VeaYLeaN3434Agosto1960/Vea%20y%20Lea%20N%C2%B0%20343%20-%204%20Agosto%201960_djvu.txt

https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/56302/20110901

https://www.researchgate.net/publication/315880701_Teofilo_Tabanera_Father_of_the_Argentine_Space_Program

file:///C:/Users/leona/Downloads/Guia_Biografica_de_la_Ufologia_Argentina.pdf

IDEA y Martín Fierro