viernes, 1 de mayo de 2020

El Castillo de Cañuelas (III) - Posguerra, estatización, incongruencias y misterio (1947-1964)


Más allá de diversos sucesos puntuales, las diferentes fuentes de información (desde relatos en diarios locales hasta decretos de la época) nos hacen suponer que la fábrica de Cañuelas y su par en Trenque Lauquen (fundada algo después) funcionaron bajo el mando de don Gustavo Artaux al menos hasta 1950. Lo que pasó a partir de allí es realmente confuso, o al menos, contiene baches informativos considerables.

A pesar de ello, es este el punto más alto de conexión entre el Castillo y la historia argentina, mostrando descarnadamente la convulsión política, el egoísmo, los ideales, los fanatismos y la corrupción existente, que no distinguió épocas ni banderas políticas.

Para entender el escenario, el recorrido cronológico se hará de adelante hacia atrás. En 1961, y como fruto del Pacto Perón-Frondizi (un muy breve resumen aquí), el presidente Frondizi levanta un sinnúmero de interdicciones (Prohibición o privación de un derecho impuesta por la autoridad judicial, según el diccionario), que el régimen de facto que derrocó al gobierno peronista de 1955 estableció sobre organismos, empresas, personas y bienes asociados al gobierno derrocado; y privatiza una gran cantidad de empresas que habían quedado en manos del estado.

En esta escena del relato, aparece otro de los personajes interesantes: el Señor Guillermo Woters. Según el diario El Ciudadano de Cañuelas:

“En 1961 la planta aparece a nombre de IMFASA (Industria de Materiales Fotográficos Argentinos Sociedad Anónima Comercial e Industrial y Mandataria), propiedad de Guillermo Woters, un empresario alemán de importantes vínculos con el peronismo. Ese dato se confirma en el boletín oficial del 5 de diciembre de 1961 en el que se publica la privatización de “Industria Argentina de Electromedicina” (INAG) dedicada al ensamble de instrumental médico. Woters también compró esa empresa estatal y en el decreto de privatización firmado por el presidente Arturo Frondizi y el ministro del Interior Alfredo Vítolo se menciona una hipoteca a favor del Estado sobre los bienes de IMFASA en Cañuelas.”

Si IMFASA le fue 'devuelta' a Guillermo Woters, eso quiere decir que en 1955, al momento de sufrir la interdicción, la planta ya se encontraba en manos de esta persona o alguien vinculado a él, y lejos de ser una fábrica de productos lácteos, se dedicaba al fraccionamiento de películas fotográficas, a partir de bobinas importadas desde Alemania (no es menor el país de origen, considerando que había pasado solo una década del final de la Segunda Guerra Mundial, y ya veremos el porqué). 

Este hecho desata el primer misterio:

Cuándo, cómo y porqué la planta dejó de estar en manos de Gustavo Artaux (francés), y pasó a manos de Guillermo Woters (alemán), modificándose además su actividad principal? 

Al respecto, son múltiples las fuentes de información, aunque solo pueda elaborarse un rompecabezas parcial, ya que faltan piezas y aparecen contradicciones que los archivos a los que pudimos acceder no permiten solucionar. Mencionaré algunas de estas piezas, y con ellas, trataremos de llegar a la conclusión más lógica que nos sea permitido:

1) El diario El Ciudadano reproduce lo siguiente sobre IMFASA, la compañía que tomó posesión del Castillo luego de FINACO: 

“A fines de la década del 40, en el actual Castillo, IMFASA comenzó a fraccionar películas fotográficas de 35 mm y 6x6 que se vendían bajo la marca Wena. El material llegaba a la Argentina en bobinas desde la fábrica Adox Fotowerke, situada en Neu Isenburg, a unos 10 kilómetros de Frankfurt.

Woters, que era instructor de equitación, tenía entre sus alumnas a la fotógrafa Annemarie Heinrich, quien a partir de finales de los años ´30 alcanzó gran reconocimiento por sus retratos de las celebridades del cine y el teatro de Buenos Aires.

La idea de Woters era ampliar la producción y comenzar a fabricar sus propio material fotográfico en Cañuelas. Gracias a su cercanía con Annemarie logró que su hijo, Ricardo Sanguinetti, estudiante de química, viajara a Frankfurt para interiorizarse en el proceso industrial. Luego de seis meses en Europa volvió a Cañuelas y entrenó a dos personas, pero la prematura muerte del empresario hizo naufragar los planes de expansión.

Estos detalles del proyecto fueron contados a El Ciudadano por el propio Sanguinetti en su estudio fotográfico de la Av. Callao. Recordó que por esos años, frente a la planta de rutas 3 y 205, Woters había montado una fábrica de mosaicos para revestir todos los laboratorios y depósitos, que requerían total asepsia.”

2) En otra nota, el mismo diario recoge otros testimonios sobre el final de FINACO en Cañuelas:

“En una época empezó a haber muchas huelgas y también por momentos faltaba la leche, entonces nos suspendían. Eso a mí no me convenía y por eso me fui a trabajar a la planta de AMAT. Al tiempo la FINACO cerró, pero nunca supimos bien por qué”, explicó María.

“Lo que yo sé es que tuvieron una huelga muy grande del sindicato, de 190 días, fue una cosa terrible, y después de eso se vino la estatización, entre 1951 y 1952. El gobierno pagó muy bien y expropió todo, la planta de Cañuelas y la de Trenque Lauquen”, apuntó Gustavo Enrique.

3) El mismo diario escribe el siguiente párrafo, aclarando que lo escrito es solo una conjetura: 

“En 1947 el presidente Juan Domingo Perón creó la Dirección Nacional de Industrias del Estado (DINIE) conformada, en sus inicios, por unas 40 empresas, en su mayoría alemanas, intervenidas al final de la Segunda Guerra Mundial. Se cree que entre esas compañías se encontraba la FINACO de Cañuelas y que el propio vicepresidente se apropió de ella.” 

4) En un video de “El Viejo Trenque Lauquen” (una serie de cortos con historia de la ciudad, ver link, es realmente recomendable), cuenta la historia de “La FINACO”, la segunda fábrica que inauguró Gustavo Artaux, y que sufrió un gran incendio en 1953, dando lugar a un sinfín de versiones especulativas respecto al mismo. De hecho, menciona que este incidente creó un dicho que fue popular en Trenque Lauquen hasta hace algunos años: 

“Qué pasó con la FINACO?”

5) La Comisión Investigadora N° 8, creada por el gobierno de facto que tomó el poder en 1955, adjudica a Guillermo Woters la condición de testaferro del Almirante Alberto Teisaire (entre muchísimas otras acusaciones realizadas), vicepresidente al momento del golpe de estado, de la siguiente manera. Es interesante el tono antiperonista y relativamente poético en el que está escrita esta memoria (Link), más allá de la veracidad o no de los hechos. 

“La Cámara de Fabricantes Sensibles Fotográficos denuncia que las firmas Escobar Woters, Guillermo Woters e Infasa, con el apoyo de Alberto Teisaire y los gobernantes depuestos de la provincia de Buenos Aires, habían importado numerosas mercaderías, situación que se ratifica por los permisos de cambio obtenidos en el Banco de la provincia de Buenos Aires otorgados a Guillermo Woters. Como se presume que el causante es testaferro de Teisaire, es opinión de esta Comisión que las tramitaciones se prosigan para determinar las verdaderas actividades de las firmas mencionadas.”

6) Gustavo Artaux, si bien no fue un empresario vinculado en particular con el primer peronismo, tampoco parece haber sido un perseguido político de dicho gobierno. Siguió creando otras compañías, entre las cuales se encuentra FINADIET, un laboratorio que actualmente se encuentra en funcionamiento, aunque en otras manos. Murió en Buenos Aires en 1966, a los 78 años de edad. 

Contradicciones y conclusiones de esta época convulsionada

A partir de los hechos expuestos, solo podemos concluir que en algún momento entre fines de la década del ‘40 y principios de los ‘50, “El Castillo” de Cañuelas pasó de la manos de Gustavo Artaux a las de Guillermo Woters, quien fue interdicto en 1955 (por su relación con el gobierno peronista), y dicha interdicción fue levantada en 1961, año en el que tenemos la certeza de que este inmueble está a su nombre

Woters falleció en 1964, e IMFASA presentó la quiebra. Ese mismo año, en un Boletín Oficial que puede leerse aquí, era citado a declarar por el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Penal Económico, por presuntas violaciones al art. 302 del Código Penal, que básicamente consiste en fraudes con cheques. Se nota que las cosas ya no iban bien para IMFASA. A partir de allí, la propiedad fue pasando de manos (las notas de El Ciudadano detallan las especulaciones), hasta ser rematada en los años ´70, con la fábrica fuera de funcionamiento hace varios años.

Sin embargo, a pesar de que tenemos la casi total seguridad de que el Castillo pasó de Artaux a Woters dentro de ese período, el modo en el que esto resultó posible no queda claro, y los testimonios recogidos por El Ciudadano (principal fuente de información, ante la falta de archivos) no coordinan cronológicamente.

En primer lugar, se menciona que la compañía podría haber sido estatizada por la DINIE, y un testimonio afirma que fue estatizada entre 1951 y 1952. Otro tramo de texto detalla que IMFASA comenzó su operación en Cañuelas a fines de los ‘40. Hasta aquí, simplemente podemos concluir que la operación de IMFASA comenzó entre fines de los ‘40 y principios de los ‘50. Más allá de eso, la modalidad del traspaso mencionada, que implica la estatización y privatización de la fábrica, a través de la DINIE, no concuerda con la historia de este organismo, y además no figura en los registros históricos.

La DINIE fue creada en 1947, para administrar las compañías estatales, la mayor parte expropiadas al capital alemán y japonés, luego de que Argentina declarara la guerra a dichos países en 1945, y adhiriera el Acta de Chapultepec. Posteriormente, se agregaron algunas compañías nacionales y de origen inglés, por motivos más bien prácticos. La bibliografía sobre este organismo y su funcionamiento es muy amplia, aunque FINACO no figura en ella. 

Solo cabe resaltar la improbabilidad de que una empresa que colaboró con los aliados durante la Segunda Guerra Mundial (como describimos anteriormente) fuera estatizada por este organismo en particular, para ser inmediatamente otorgada a un empresario que importaba productos de origen alemán,justamente. Esto no significa que la intención no fuera esa, ya que los vínculos y la simpatía del primer gobierno peronista con el nazismo alemán son innegables, sino que el ‘modo administrativo’ del traspaso no tiene sentido. 

Asimismo, si hubiera existido una estatización y traspaso de manos de la compañía FINACO, la fábrica de Trenque Lauquen también habría quedado en manos de Woters, pero sobre esto no hay mención alguna. Solo el edificio de Cañuelas pasó del francés Artaux al alemán Woters.

Entonces, ¿que paso con la FINACO?

A nuestro entender, y aclarando que esto es solo una hipótesis, elaborada con la escasísima información a la que tenemos acceso, FINACO tuvo severos problemas sindicales en los años ‘50, que imposibilitaron la continuidad de la compañía. En ese marco, se produce el cierre de la fábrica de Cañuelas como industria láctea, y un misterioso incendio de la sucursal de Trenque Lauquen en 1953. Luego de ello, mediante la estatización y privatización, o mediante una compra directa (o algún otro medio, como puede ser un remate), la compañía IMFASA, de Guillermo Woters, se hace dueña sólo del edificio de Cañuelas, transformándolo en otra industria completamente distinta (algo que no suede con la sede de Trenque Lauquen).

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